La historia de un par mujeres llenas de fortaleza que inspiró el nombre de este blog.

Cuando Niusia Goihberg tenía alrededor de 3 años el ejército rumano llegó a su pueblo Yedenitz, en lo que ahora es Moldavia, pero para 1941 era una región en disputa entre Rumania, Ucrania y Rusia, que se conocía como Besarabia.

 Diez años antes, en 1931, una rama paramilitar del ejército rumano fundada y liderada por Corneliu Zelea Codreanu ya había comenzado a tener adeptos en la región con su discurso ultra nacionalista que buscaba expulsar a las minorías del territorio. Yedenitz, como otros tantos poblados de Besarabia, era un pueblo mayoritariamente judío cuya población poco a poco se había juntado en esa zona desde el siglo XVIII. Para 1941 esta región se encontraba arrinconada por la aparición de la Guardia de Hierro y por los comandos de exterminio de las SS nazis.

 La pequeña Niusia y su madre, Dina Rozental, habían sido advertidas del peligro que corrían al quedarse en Yedenitz. Varios de sus tíos ya habían abandonado la región y los que pudieron habían salido de Europa, así que madre e hija emprendieron un recorrido sin rumbo en una carreta con pocas pertenencias, tratando de escapar de una muerte segura. En efecto, cuando el ejército rumano llegó a Yedenitz, el propósito fue juntar a toda la población judía y gitana que allí habitaba y ponerlos a marchar: “La aniquilación de los judíos del este de Rumania (incluyendo aquí a Besarabia, Bucovina, Transnistria y la ciudad de Iaşi) tuvo más bien el carácter de un pogrom que el de transportes y campos de concentración bien organizados como los de los alemanes.” Los rumanos se inventaron lo que se llamó «marchas de la muerte» que consistían en poner a las personas a caminar sin comida y casi sin agua durante días y semanas hasta que caían muertas a lo largo de los caminos. Los padres y el hermano mayor de Dina Rozental murieron a consecuencia de estas marchas.

 Mientras tanto Niusia y Dina, solas, trataron de escapar empujando su carreta en la que viajaron por Europa del este durante meses. Pasaron hambre y debían dormir en los establos junto con los animales, porque los pobladores de las casas que encontraban por el camino no las dejaban entrar por temor a represalias. Para asegurarse de que la pequeña Niusia tuviera alimento, recolectaban hongos silvestres y bayas que compartían solo si era posible, porque dada su corta edad, Niusia tenía la prioridad. En su carreta Dina cargaba una caja con tierra en donde sembró tapitas de zanahoria (justo la parte de arriba que uno desecha). Cuando estas tapitas retoñaban, se convertían en el alimento de Niusia. Sin embargo, como Dina le cedía prácticamente toda la comida a su hija, la desnutrición de la madre llegó a tal punto que sufrió de escorbuto. Sin saber cómo ni por qué, Niusia comenzó a ponerle entre la boca las hojas de las zanahorias retoñadas, y lentamente, el escorbuto de Dina fue cediendo terreno.

Así, con la carreta, la caja con tierra y la pericia con los alimentos, este par de mujeres se salvó no solo de la inanición, sino de una muerte violenta que parecía segura. Tiempo después, cuando Petia Goihberg el marido de Dina y padre de Niusia logró zafarse de su servicio en el ejército, la familia se reunió y escaparon a Medellín.

NOTA: Para el año nuevo judío, es costumbre regalar y comer preparaciones con miel para que el año que comienza sea dulce y meloso. La receta de la torta de miel de Dina Rozental es entonces una invitación a mirar hacia adelante de manera positiva a pesar de las adversidades.

Torta de miel

Ingredientes para 1 torta

6 huevos

1 ½ tazas de azúcar

1 taza de aceite vegetal

1 taza de miel

2 cucharadas de jugo de limón

½ taza de espresso o café fuerte

2 ½ tazas de harina

½ cucharadita de bicarbonato

1 cucharadita de polvo para hornear

½ cucharadita de canela

¾ de taza de nueces picadas

½ taza de uvas pasas

Preparación

Precaliente el horno a 350 °F (180 °C). Separe las yemas de las claras de huevo. Bata las claras a punto de nieve e incorpóreles media taza de azúcar. Continúe batiendo hasta lograr un merengue firme. Reserve.

Aparte mezcle el aceite, la miel, el azúcar restante, el jugo de limón, las yemas y el café. Agregue la harina, el bicarbonato, el polvo para hornear y la canela, mezcle hasta lograr una masa homogénea, evitando revolver demasiado. Por último añada las claras batidas a punto de nieve, las uvas pasas y las nueces picadas. Mezcle realizando movimientos envolventes con una cuchara de madera o con una espátula para que la mezcla conserve el aire atrapado entre las claras y la torta quede esponjosa.

Prepare un molde con mantequilla y harina. Vierta la mezcla en el molde y llévela al horno durante 1 hora aproximadamente o hasta que al introducir un cuchillo, este salga limpio.

Por: Vanessa Villegas Solórzano