«Algún día voy a decir lo que quiero decir con sonidos, algún día»

Por: Alba Lucía Potes* y Ricardo Rozental**

El miércoles 23 de mayo de 2018 se presentaban las hermanas Labèque en un concierto de dos pianos con orquesta en el Teatro Mayor de Bogotá. Yo había sido invitado a dar una charla antes del evento y quise enfocarme por un lado en la relación entre las mujeres y el piano en Europa en el siglo XIX, y por otro, en esa misma relación en Colombia desde fines del XIX y comienzos del XX. Mi oficio me obliga a acudir a las fuentes en la medida de lo posible para evitar interpretaciones innecesarias de lo que queda consignado en los textos, pero en esta ocasión resultaba incluso más importante contactar a las fuentes, ya que pretendía hablar de las mujeres en la música y tanto esta disciplina como su historia han sido mayoritariamente dominadas por varones.

Para evitar poner en mis palabras hechos y eventos que apenas conozco por mi oficio, me comuniqué, sobre la hora, con tres compositoras colombianas a quienes les pedí colaborar con un comentario breve sobre su visión acerca de las mujeres como autoras e intérpretes en un entorno como la música occidental de tradición académica, en el que el hombre y lo masculino han tenido un papel hegemónico.

Las tres compositoras respondieron, a pesar de que mi solicitud fue hecha a deshoras. La primera, Alba Lucía Potes, abierta, espontánea, elocuente, aterrizada en su experiencia y asumiendo su responsabilidad como maestra en Nueva York. Para las primeras horas del día llegó la de otra compositora e intérprete, Ana María Romano y, unos días más tarde, la última, de la compositora y artista Alba Fernanda Triana. Ana María escribió un texto que merecerá su propio espacio; Alba Fernanda se excusó porque inauguraba una exposición al día siguiente y ofreció seguir tratando el asunto más adelante.

Creo que importa saber que la respuesta de Alba Lucía Potes a mi solicitud de las 23:30 está fechada al día siguiente a las 02:25. Nunca antes había tenido contacto directo con ella, aunque había conocido algunas de sus composiciones y tenía vagas referencias sobre su carrera de compositora. Su respuesta me dejó literalmente sin palabras para mi charla del miércoles, al punto que cambié las prioridades del conversatorio que tenía preparado y solicité al público asistente su autorización para reducir al mínimo mi intervención de manera que hubiera tiempo suficiente de leer y comentar el texto de Alba Lucía.

Al terminar la lectura, las lágrimas y el aplauso fueron notables. Las palabras de Alba lograron calar en una audiencia habituada a las formas y formalismos tan bien marcados por una academia que ha dejado poco espacio para las mujeres.

Hola Ricardo,
Mil gracias por la invitación a escribir un comentario sobre la función creativa musical de las mujeres, especialmente la de la generación mía, nací en 1954. El único problema es que tengo que entregar las calificaciones del semestre de Mannes College of Music mañana a las diez de la mañana y eso requiere escribir sobre cada estudiante y siempre me toma mucho tiempo.

Hubiera sido bueno haber escrito un párrafo un poco más elocuente sobre lo difícil que era imaginarse a una misma como creadora.

En los sesentas y setentas las mujeres no estábamos rodeadas de otras figuras femeninas creativas produciendo música. Y sin tener consciencia de ello, rodeadas solo de esa carencia, no encontrábamos cómo identificarnos con la idea de que la fluidez del discurso sonoro y musical podía salir de nosotras y esa especie de soledad en el medio musical se interponía a la libertad creativa. Aunque podíamos adornarnos con la capacidad de interpretar el piano u otros instrumentos, no era posible asumirnos como compositoras. En esos años yo no sabía mucho sobre mujeres compositoras y tampoco me era fácil escuchar obras escritas por otras mujeres europeas y menos de compositoras colombianas. En ocasiones escuché algunos comentarios sobre la compositora colombiana Jacqueline Nova.

Había en aquella época una tendencia a adorar a los maestros de una forma «idolatradora» y sin un sentido analítico objetivo, lo que se me hacía un poco extraño. Era como si ellos fueran los únicos escogidos para estar situados en la lejanía, separados de los demás, allá inalcanzables. Y se asumía que nosotras debíamos admirarlos subidos en esa cúspide a la cual como mujeres no podíamos llegar, ni siquiera debíamos intentar conseguir una escalerita para subir allá a las alturas y mirar sus rostros y sus ojos, un rostro frente al otro, para observar que eran tan seres humanos como lo era yo, y que por lo mismo, como mujer podía intentarlo. Sentía la necesidad incipiente de crear, pero siempre estaba acompañada de una callada negación que no se declaraba con palabras pero que se percibía de manera silenciosa y contundente. Lo único que me quedaba y circulaba en mi mente era un comentario que siempre me susurraba a mí misma en el fondo de mi cabeza: «algún día voy a decir lo que quiero decir con sonidos, algún día». Por eso tardé tanto, tanto tiempo en hacerlo, y sucedió cuando cambios en mi vida familiar me condujeron a salir del país.

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Debo parar y regresar a las evaluaciones de mis estudiantes. Qué lástima que no pueda escribir algún párrafo serio para ti en esta ocasión. Gracias por la invitación. Queda pendiente para otra oportunidad. Gracias, Alba.


Pocos meses más tarde tuve el privilegio de conocerla. En su casa, mientras conversábamos con animación y desorden, su esposo Joseph Ruscitto preparó una comida tan sencilla como deliciosa: corbatines de pasta con camarones y arvejas y  una ensalada de hinojo con naranja, recetas provenientes de sus ancestros italianos que con placer comparto.

Ensalada de hinojo con naranja

Ingredientes

3 bulbos de hinojo

2 naranjas

2 cucharadas de vinagre de vino blanco

4 cucharadas de aceite de oliva

Sal y pimienta al gusto

Hojas de menta picadas

Preparación

Corte los hinojos al medio y luego en delgadas tiras logrando que los bulbos se desgajen en forma de pluma. Aparte, pele las naranjas y saque los gajos uno a uno evitando las membranas blancas. Reserve.

Mezcle en un recipiente el vinagre, el aceite de oliva, la sal y pimienta y las hojas de menta. Agregue el hinojo, los gajos de naranja y mezcle bien.

* Alba Lucía Potes

Alba Lucía Potes nació en Cali, Colombia. Su iniciación en la música llegó con la práctica en instrumentos de cuerda pulsada de la tradición popular en la región andina colombiana de la que Alba tomó el gusto por la bandola. Luego estudió en el Conservatorio Antonio María Valencia de Cali y en la Universidad del Valle. En 1983 se trasladó a los Estados Unidos y continuó sus estudios en Temple University de Filadelfia de la que obtuvo la Licenciatura Cum Laude en teoría de la música en 1989 y los títulos de Magister en Composición en 1991 y el Doctorado en Composición en 1997. Sus obras pueden escucharse en CD como el del Banco de la República de 2004 Compositores de nuestro tiempo que contiene su composición comisionada Entre arrullos y madrigales con textos de Aurelio Arturo, también en el álbum Canto de la monarca de la pianista mexicana Ana Cervantes que incluye Desde el aire: seis instantes y en el CD Casi una pregunta, casi una respuesta de la pianista Cubano-americana Martha Marchena que contiene Tres piezas breves para piano. Igualmente, en el que publicaron EAFIT y su Orquesta Sinfónica dirigida por Cecilia Espinosa en 2014 con el estreno de Cantares para orquesta o este otro del mismo año, Interacciones musicales en el que se puede escuchar Tres miniaturas para las mariposas ausentes.

Alba Lucía es la fundadora y directora artística de Las Américas en Concierto, un evento anual para la difusión y el intercambio musical en las Américas.

Una audición atenta a sus composiciones sugiere el amor de Alba Lucía y su conocimiento de las músicas de tradición popular de América, libre de citas textuales o del recurso obvio a patrones rítmicos, es decir, ella compone música de nuestro tiempo con una voz propia, femenina e informada, sensible e intrincada y, sobre todo, deliciosa de oír. Enseña, desde hace muchos años, en el College Preparatory Division de Mannes School of Music-The New School, Pratt Institute y el Borough of Manhattan Community College, City University of New York (CUNY). En estos lugares imparte conocimiento, prepara a jóvenes para ser individuos capaces de seguir sus iniciativas y refuerza con ellos sus inagotables energías para desvelarse preparando sus labores académicas y su necesidad de hacer música.

**Ricardo Rozental

Escritor e investigador de la música. Ha escrito la totalidad de las notas a los programas y las biografías de los músicos de tres ediciones del Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo (2013, 2015 y 2017). Escribe notas para los programas de conciertos del Teatro Mayor, y notas y contenidos para la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el Teatro Colón de Bogotá. En 2017 fue curador de la exposición Orquesta Filarmónica de Bogotá, 50 años tocando para ti y es autor del libro con ese mismo título publicado por la Orquesta. Ricardo también hace parte de la programación de conversatorios del Teatro Mayor en los que el público puede ampliar su perspectiva sobre los artistas o las obras que se van a presentar en el Teatro.