¿Quiénes somos?

Vanessa Villegas Solórzano
Editora – Investigación y guion del pódcast

@manesitav

Vanessa Villegas Solórzano - Carreta de recetas

Nací en Medellín. Mi abuela y abuelo maternos fueron abogados antioqueños muy inquietos e interesados por la política. Esto les dejó poco tiempo para la cocina pero siempre disfrutaron de la buena comida. La fortuna quiso que tuvieran como vecinos a una familia suiza y fue con ellos que mi mamá aprendió a cocinar.

La familia de mi abuelo paterno es antioqueña, es decir, una mezcla de indígena con afrodescendiente y europeo y él, como muchos en esa región, tenía a la minería como fuente de ingresos. La familia de mi abuela paterna llegó a Antioquia de Barranquilla, en donde sus padres se habían afincado procedentes de Siria y el Líbano, pasando en barco por España antes de llegar a este país que les dio la posibilidad de reiniciar su vida con nombres y apellidos peninsulares. Mi papá creció entre muchos hermanos ayudándole a cocinar a su abuela las delicias del Medio Oriente que junto a sancochos, lentejas y fríjoles, conformaban el menú de cada día.

De mi familia materna me queda una rica tradición de personas preocupadas por el bienestar de los demás y la inquietud por discutir la cotidianidad política. Mi abuelo estuvo preso muchas veces por defender sus convicciones y fue mi abuela quien lo sacó de la cárcel. Ella matizó amorosamente algunas de sus rigideces ideológicas y no solo hizo campaña por el plebiscito que permitió que las mujeres votaran en Colombia, sino que se desempeñó como miembro de la Cámara de Representantes durante dos años. Mi abuela materna disfrutó mucho de la comida de los hogares judíos de Medellín y tuvo tan buenas amigas entre la comunidad, que mi madre lleva un nombre judío. Le reconozco a mi abuela la voluntad de acompañar a esas mujeres sin patria en su nuevo país y a ellas, su afecto al abrirle un espacio amplio en medio de su círculo a pesar de no compartir sus creencias religiosas.

Para mis padres la comida es un punto de encuentro en medio de las diferencias y con ellos aprendí la importancia de hacerme preguntas sobre lo que nos rodea. Adquirí también un gusto por la comida preparada con empeño y en muchos casos, con ingredientes exóticos para nuestro medio. Mientras de mi lado materno tengo anécdotas e historias, por mi lado paterno tengo una escasez de información familiar, lo que me obliga a usar mi imaginación para hallar en las recetas de familia alguna traza de las historias que se fueron con mis ancestros.

Estudié filosofía en la Universidad Nacional de Bogotá en donde afiné la forma de hacerme preguntas y mi interés por indagar sobre lo que afecta a las personas. Al igual que mis padres, trabajé con comunidades que fueron desplazadas y que cargan todo un bagaje de recuerdos mientras luchan por sobrevivir a las adversidades en un ambiente totalmente nuevo. Disfruto cocinando y asistiendo a profesionales de la cocina para dejar plasmados en libros los resultados de sus destrezas. Al lado de un gran maestro, he ido aprendiendo sobre vinos.

Sigo con atención las historias de quienes cargan mucha historia, de quienes vienen de otras regiones y de otros continentes, de quienes se expatriaron y se exilaron, de los que han necesitado refugio interno y a través de fronteras. Me interesan sus historias, la riqueza de sus vivencias, las lecciones que todavía nos quedan por aprender y el sabor de la cocina preparada con ingredientes humanos muy diversos.

Ricardo Rozental Klinger
Edición y diseño de sonido del pódcast

@RicardoRozental

Nací en Bogotá, aunque mi familia viene de muchos lados. Mi papá llegó a América desde un territorio que fue Rusia, Rumania y Ucrania, pero hoy es Moldavia. Mi mamá nació en Tuluá, en Colombia, pero su familia materna llegó de Jerusalén y su papá desde Rumania, pasando antes por Chile y Perú.

Soy escritor e investigador de la música. He hecho parte de varios colectivos dedicados a la difusión y producción de proyectos culturales en Colombia y Canadá. Además de trabajar en radio y televisión, fui docente en la Universidad Javeriana de Bogotá, lideré el proyecto Colón Electrónico y he sido jurado de convocatorias y becas del Ministerio de Cultura de Colombia. He escrito la totalidad de las notas a los programas y biografías de los músicos de las tres ediciones del Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo: «Bogotá es Beethoven», «Bogotá es Mozart» y «Bogotá es la Rusia romántica», que suman alrededor de ciento cincuenta conciertos y más de trescientas biografías. Desde 2012 escribo notas a los programas de conciertos de este mismo Teatro y entre 2016 y 2019 escribí notas y contenidos para la Orquesta Filarmónica de Bogotá. En 2017 fui curador de la exposición «Orquesta Filarmónica de Bogotá, 50 años tocando para ti» y soy autor del libro con ese mismo título publicado por la Orquesta.

Nicole Chapaval Ventura
Investigadora y webmaster

maldeadora

Maldeadora, Nicole Chapaval - Carreta de recetas

Como tantos de ustedes, yo soy de un lugar pero provengo de muchas partes. Nací en Cali, el corazón dulce del Valle de Cauca en Colombia, tierra de azúcar y de amasijos, de frutas de la selva, productos de la cordillera, pescados y mariscos del Pacífico. Nací donde el recuerdo de otras tierras está todo el tiempo presente en los afrodescendientes que hicieron suya esa región. Soy del Valle y crecí al lado de rostros indígenas, de hombres y mujeres descendientes de europeos. Mis padres fueron la segunda generación colombiana de inmigrantes que encontraron refugio y vida en este país. Mis bisabuelos llegaron de Rumania y de Palestina, cuando se encontraba bajo dominio británico. La pista de mis antepasados me lleva de Jerusalén al Mediterráneo, a Turquía y Bulgaria, a Italia, a Portugal y a España, en la época de la expulsión. Mis abuelas y abuelos vienen de las poblaciones colombianas de Buga, Manizales y Cartago, pero mi abuela paterna vino a Colombia desde Lima, en el Perú. Por eso, desde pequeña, comí la comida diaria del Valle del Cauca y por mis abuelas, los platos de Europa del este, del Mediterráneo y del Perú. La cocina judía es también mi comida diaria.

Luego hice mi propia pequeña migración cuando vine a vivir a Bogotá. Traje conmigo lo que soy, dispuesta a aprender a ser en otro clima, con nuevos hábitos alimenticios.

En mi familia, la cocina ha sido más que una práctica con visos ancestrales. Mi tía abuela tiene la reputación de ser una de las mejores cocineras y la mejor pastelera de Colombia, sin haber nunca estudiado cocina.

Luego de iniciar mis estudios de publicidad, me trasladé a la Universidad Externado donde me gradué como comunicadora social – periodista. Esa es mi otra vocación. Me gusta hacerme preguntas, indagar y encontrar, también me gusta comunicar el proceso y sus resultados, compartirlo para enriquecer las búsquedas. La otra pasión que me mueve todo el tiempo es la gastronomía: quiero saber qué hay de nuevo para comer, cómo se prepara lo que comemos todos los días, de dónde proviene y qué manos lo preparan. Me gustan los orígenes y me gustan las transformaciones y las adaptaciones, la dinámica de la comida que lleva de los ancestros a donde sea y se vuelve local.

Llevo años manteniendo un blog sobre gastronomía y muchos de los temas que se le asocian. Los platos que reseño, los preparo en casa, con ingredientes que mis lectoras y lectores pueden conseguir. También me esmero en hacer claros los procedimientos de cada preparación y por dejar una imagen atractiva de sus resultados.

Actualmente trabajo desarrollando contenidos sobre gastronomía para la web, lo que me permite conjugar profesionalmente varias de mis habilidades junto con mi formación profesional.

A mi me apasiona escuchar a las personas contando sus historias porque eso me permite entender mucho de lo que la gente es. Me gusta encontrar la variedad con que se presenta lo cotidiano y que lo habitual es diverso en cada casa.

Nadia Campos-Ávila
Ilustradora

@boe_camaron

Nadia Campos-Avila

Soy diseñadora industrial, aunque he vivido del diseño gráfico los últimos diez años. Nací en Bogotá. Mi familia materna es de Santander y supongo que de ahí viene mi carácter recio. Por el lado de mi papá, la familia es originaria del departamento Tolima. Me defino como el resultado de un bello matriarcado santandereano y tolimense. 

Me considero una persona solitaria. Me gusta estar a solas porque disfruto enormemente contemplar las cosas en detalle. También me gusta escuchar historias. Cuando estoy con otras personas, prefiero oírlas antes que participar de la conversación y eso que oigo lo uso de inspiración para mis ilustraciones. De hecho, muchas veces pienso que si no fuera diseñadora, seguro sería psicóloga. En los últimos años, he viajado tanto como el trabajo me lo ha permitido, me gusta mucho conocer nuevas culturas y salir de mi zona de confort.

Coleccionar plantas es una de mis actividades favoritas (soy como la loca de las plantas). También me encanta leer y prefiero autores y autoras latinoamericanos porque me interpelan de una manera más directa. Hay días en los que salgo a caminar sin rumbo fijo por la ciudad con la intención de perderme para conocer nuevos sitios y tener la posibilidad de ver cosas nuevas. 

Conocí México hace relativamente poco y quedé enamorada de su comida, especialmente de la callejera porque es, al mismo tiempo, de una enorme sencillez y de una complejidad maravillosa. Me encanta la cerveza y he aprendido a conocer mejor esta bebida gracias a las cervecerías artesanales que se alejan de las producciones en masa. Y como punto controversial en mi hoja de vida culinaria: soy amante y defensora a morir de la changua santafereña. 

Diego Andrés Corzo Rueda
Ilustrador

redwhitemonkey

Mi familia viene del departamento de Santander, lugar de gente recia, templada, como dicen allá, principalmente vienen de los municipios de Barrancabermeja, Zapatoca y Bucaramanga. Santander es una región de contrastes en donde las montañas áridas como el cañón del río Chicamocha se funde en pocos kilómetros con la vegetación exuberante de Floridablanca y Bucaramanga.

Dentro de mi familia hay muchas historias de resistencia, cambios y adaptaciones. Yo crecí en Bucaramanga y luego viajé a Bogotá a estudiar Diseño gráfico y es en la capital de Colombia donde trabajo como parte del equipo de exposiciones y comunicaciones del Museo de Memoria Histórica de Colombia. El diseño gráfico y la ilustración me han permitido compartir aprendizajes y conocimientos en distintos proyectos personales.

Como buen santandereano disfruto muchísimo la arepa de maíz pelado de mi región, pero en realidad debo confesar que soy un amante de las papas. Por fortuna en Colombia hay muchas variedades y las puedo disfrutar en todas sus formas: el ajiaco santafereño, las papas en chupe, el puré de papa y gnocchis son algunas de mis preferidas.

Ahora, si me piden ser más específico… como la arepa de maíz pelado es autóctona de mi tierra mis favoritas son las de la Plaza de Villabel en el municipio de Floridablanca, aunque puedo decir con tranquilidad que amo comer arepas en cualquier plaza de mercado. Sobre el ajiaco me gusta hacer paseos por el centro de Bogotá degustando las distintas versiones y la sazón particular de cada lugar que lo ofrece. En esos contrastes encuentro una riqueza de sabores que me llena el alma. Mis papas en chupe favoritas son, por supuesto, las que mi mamá nos preparaba en Bucaramanga. Eso y su puré de papas son la comida que necesito para sentirme en casa. Los gnocchis, en cambio, tienen una historia muy distinta, pues los probé en un viaje a Italia y quedé enamorado de inmediato, quizás porque me recordaron de alguna manera la comida de mi mamá con la que me siento tan a gusto.

Andrés Gurisatti Abadía
Ilustrador

@andreguri

Los caminos del destino hicieron que mi familia se cruzara en Cali, capital del Valle del Cauca. Sin embargo, mis abuelos paternos tuvieron una larga travesía antes de llegar al cálido clima que ofrece la capital del Pacífico colombiano. Mi abuelo nació en Rumania y mi abuela en Hungría. Luego de casarse se fueron a Italia donde nació mi papá. La crisis económica causada por los desastres de la Segunda Guerra Mundial los impulsó a buscar mejor fortuna en el continente americano y vinieron a vivir a Colombia. Entraron por el puerto de Buenaventura donde les comentaron que en Cali había una comunidad italiana considerable por lo que decidieron echar raíces en esa ciudad. Del lado materno mis parientes vienen del municipio de Zarzal, pueblo cañero del Valle del Cauca. En Cali nací y crecí hasta los catorce años, edad a la que me fui a vivir a Medellín. Estudié Artes plásticas en la Universidad de Antioquia y reforcé el seseo y voseo tan propios del occidente del país. Regresé a Cali a estudiar Diseño gráfico y luego el trabajo me llevó a Bogotá.

Un viaje a México cambió para siempre mi percepción de la comida y, de hecho, la cocina mexicana tradicional está dentro de mis preferidas. En ese viaje encontré un local de tacos callejeros con sabores tan impresionantes, delicados y exquisitos que decidí pasar el día entero allí: desayuné, almorcé y comí en ese pequeño restaurante de tacos de guiso. En la cotidianidad de mi casa el huevo no puede faltar al desayuno, sin embargo, siento que soy aventurero con la comida, pues me gusta explorar y conocer nuevos sabores.

Me gusta cocinar. De mi familia paterna heredé el amor por la comida italiana; en casa de mis abuelos era todo un ritual preparar pasta bolognesa los domingos. Del lado materno tengo un profundo respeto por la cocina criolla, particularmente la que hacía mi abuela quien lograba sacarle el máximo provecho a las preparaciones con ingredientes tan sencillos como ajo, tomate y cebolla.

Desde hace varios años siento que la vida sin café no tiene sentido. Lo primero que hago al levantarme es encender la cafetera y tomarme una taza de café caliente. El ritual se repite a lo largo del día. El café me acompaña en el trabajo, que puede ser en el departamento de arte de producciones en cine y televisión o como diseñador gráfico. Me gusta mucho dibujar, siento que cumple funciones terapéuticas que me relajan tras las intensas jornadas de rodaje. Este efecto también lo generan otras actividades manuales como la carpintería y el tatuaje.

Carolina Pinzón Rivera
Ilustradora

www.novisibles.org

Mirando donde he vivido siento que tengo una vida bastante errante, tal vez esa mezcla paisa santandereana me hace sentir que soy y no soy de algún lugar. Estudié Artes en la Universidad Nacional sede Bogotá adonde llegué proveniente de muchas partes. Como mi padre es santandereano, mi familia y yo hemos vivido en ciudades como Bucaramanga y Barrancabermeja. Mi madre es antioqueña así que también he pasado mucho tiempo en Medellín y el Eje Cafetero. Me bastan un par de días allí para hablar siseado o unas horas en Bucaramanga para hablar golpeado. Mi abuelo materno era un campesino paisa, pero algunos problemas obligaron a mi familia a emigrar a Bogotá cuando el abuelo murió, de modo que la comida campesina paisa está muy presente en mi vida desde pequeña. En mi casa no faltaban los fríjoles verdes, el sancocho, la arepa y la mazamorra y obviamente estoy convencida de que los mejores fríjoles se comen en mi casa. Pero mi otra mitad me llevó a la convicción de que el mejor café de Colombia es el que se produce en Santander. En cambio, no siento debilidad por el chocolate, ni siquiera el de Santander y los sabores ácidos me gustan más que los dulces. Para mí la arepa es mejor que el pan y el mejor jugo es sin duda alguna el de maracuyá.

Una de las cosas que más me gustaba cuando vivía en Barrancabermeja era la abundancia de árboles de mango. Una vez comí tantos mangos maduros que la piel se me puso amarilla. Mi familia pensó que me había contagiado con alguna enfermedad y se demoraron en comprender que todo había sido producto del encuentro acompasado entre una cosecha abundante y una niña glotona. Ahora mi dieta ha incorporado comida asiática y del Medio Oriente, frutas y vegetales que compro en los mercados turcos y todo tipo de salchichas que se consiguen en Berlín, pues estoy por concluir una maestría en Alemania. Desde hace un tiempo el té es mi bebida del invierno, pero el café sigue siendo la de todos los días.

Me gusta construir y he desarrollado una mirada muy fina para los espacios urbanísticos y arquitectónicos. Siento atracción por la pintura y el dibujo, pero lo que más me gusta del trabajo artístico proviene de la interacción entre individuos y su vida en comunidad.

 

Carolina Calle Sandoval
Ilustradora

Editora gráfica

Carolina Calle Sandoval - Carreta de recetas

Soy migrante. Ahora vivo en Canadá, pero nací en Bogotá y mis posgrados los cursé en Barcelona. Mi familia paterna es de origen caldense y mi familia materna es de Boyacá. Los Sandoval son muy cocineros, son expertos en mute, plato de preparación obligatoria todos los primeros de enero. Como ese lado de la familia está regado por todo el país, cada uno de los parientes se ha ido especializando en cocina de la región donde viven: la tía de Ibagué era experta en avena y empanadas, la tía que vive en Paipa hace un postre de natas de ensueño y obviamente, la tía que vive en Medellín prepara los mejores fríjoles del mundo. Mi mamá, por su parte, se ha beneficiado de que en Bogotá se consiguen ingredientes de diversas partes del mundo y elabora platos deliciosos de la cocina internacional.

La familia Calle guarda una gran tradición culinaria. Todos los diciembres, en las casas de las tías abuelas, nos reunimos a cocinar “pasteles de Navidad” según la receta de la bisabuela Seña, que en realidad son como empanadas dulces. También nos juntamos a hornear brownies y tortas… bueno, cuando se pueden hornear, porque por lo general nos comemos la masa cruda y no alcanzamos a llevar nada al horno!

Estudié artes visuales en la Universidad Javeriana y más tarde enseñé allí. También me desempeñé como coordinadora del Departamento de Artes Visuales en la misma Universidad.

Soy artista. Me siento a gusto con el dibujo en el que desarrollé tanta confianza como para que una gran amiga me ofreciera su piel para hacer el primero de muchos tatuajes. He presentado exposiciones colectivas e individuales y fui asesora de la Dirección de Artes del Ministerio de Cultura de Colombia, miembro del Comité Artístico de Colfuturo y Jurado Seleccionadora para residencias artísticas en Colombia. Ilustré una biografía sobre Francisco de Paula Santander, un libro para público juvenil acerca de ese conocido libertador de Colombia. Me gusta el trabajo editorial y obtuve una maestría en ese campo, lo que me llevó a trabajar con importantes grupos de ese sector en España.

Hace muchos años escogí ser vegetariana y me importa tanto la buena presentación de la comida que mi papá dice que como con los ojos. De mi mamá y de su familia viene mi gusto culinario. El placer que ellas y ellos sienten por la comida me estimuló a aprender a cocinar. Tengo preferencia por los platos horneados, al punto que de mi cocina no puede estar ausente el hojaldre, mi principal ingrediente. Sigo algunos blogs de cocina y exploro entre los desconocidos para ver qué encuentro. Acepto las sugerencias de recetas pero prefiero introducirles variaciones que me permitan sentir que las preparaciones son, en verdad, mías. Siento estimulada mi imaginación culinaria por lo que encuentro en casa, de manera que sin planear, ideo combinaciones y formas de cocinar. ¿Ya mencioné que me importa mucho el buen aspecto de la comida? Bueno, todo lo que cocino debe tenerlo, incluyendo las tortillas de patatas, mi gran especialidad. Creo que de mis manos sale un pan de banano que preparo mejor que cualquiera otra cosa. Me siento a gusto como ilustradora y el proyecto presente me permite combinar muchas de las actividades con las que mejor me siento y en las que tengo mejor desempeño.