Un reencuentro con Bogotá tras haber dejado esta ciudad a los tres años.

Con apenas 10 meses de edad Yannick Etcheverry llegó la primera vez a Colombia. Su padre, un vasco francés trabajaba para la cancillería de su país y fue enviado en misión diplomática a Bogotá. Mientras el padre de Yannick trabajaba en la embajada francesa, su madre se veía en aprietos para cocinar sus recetas tradicionales, pues el surtido de las plazas bogotanas distaba mucho del de los mercados franceses a los que estaba acostumbrada. En ese momento era difícil encontrar una berenjena o un calabacín y prácticamente imposible hallar pescado fresco o carnes de caza.

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