Un reencuentro con Bogotá tras haber dejado esta ciudad a los tres años.

Con apenas 10 meses de edad Yannick Etcheverry llegó la primera vez a Colombia. Su padre, un vasco francés trabajaba para la cancillería de su país y fue enviado en misión diplomática a Bogotá. Mientras el padre de Yannick trabajaba en la embajada francesa, su madre se veía en aprietos para cocinar sus recetas tradicionales, pues el surtido de las plazas bogotanas distaba mucho del de los mercados franceses a los que estaba acostumbrada. En ese momento era difícil encontrar una berenjena o un calabacín y prácticamente imposible hallar pescado fresco o carnes de caza.

Ghislaine Etcheverry, la madre de Yannick tuvo que adaptar sus recetas a los ingredientes locales, así que utilizaba lo que encontraba fresco en los mercados y con el tiempo aprendió a degustar y a cocinar con los productos nuevos que esta tierra le ofrecía. La familia Etcheverry volvió a Francia y para Yannick, Colombia se quedó como un remoto recuerdo de infancia.

Tras terminar la universidad, Yannick viajó a Madrid para estudiar español. En las clases conoció a personas de varias partes de Europa, entre quienes se encontraba Giulia, una italiana que tenía ganas de viajar por el mundo entero. Yannick y Giulia se hicieron novios, pero ambos tuvieron que regresar a trabajar a sus países de origen.

Yannick trabajaba en París y Giulia encontró trabajo en Marsella. Luego ella decidió aventurarse hacia Colombia porque tenía mucho interés en conocer de primera mano las tierras del sur de América. Estando en Bogotá siguió en contacto con Yannick y lo invitó a pasar unos días con ella. Yannick aceptó. Voló desde París y aterrizó en esta, la ciudad que lo conoció hasta los tres años con la misma edad que tenían sus padres cuando llegaron a Colombia. Giulia lo acompañó a recorrer los pedazos de recuerdos inciertos y de historias contadas por otros; juntos caminaron Bogotá de extremo a extremo mientras comenzaban, sin saberlo, una nueva vida juntos.

Ahora, después de casi tres años de vivir en Bogotá, Yannick y Giulia son expertos en cocina local, visitan con gusto las plazas de mercado y prueban casi todo lo que les ofrecen. Sin embargo, la cocina de sus tierras de origen les hace falta, por eso, los fines de semana, cuando les queda tiempo, preparan algunos platos que los hacen sentir como si estuvieran en sus hogares maternos, aunque a diferencia de lo que le ocurrió a la madre de Yannick, ahora es mucho más sencillo encontrar berenjenas, calabacines y coles rizadas.

Ingredientes para 1 torta

250 g de chocolate amargo

250 g de mantequilla

250 a 300 g de azúcar morena o panela en polvo (según el gusto y según el tipo de chocolate que utilice, si es muy amargo use más azúcar)

100 g de harina

6 huevos batidos

250 g de coco rallado

Preparación

Pique el chocolate y derrítalo al baño María junto con la mantequilla hasta lograr una mezcla homogénea. Retire del fuego y agregue el azúcar, la harina y los huevos. Por último añada el coco y mezcle bien.

Vierta la mezcla en un molde previamente engrasado y enharinado o en moldes para muffins y llévela al horno entre 15 y 20 minutos si es una torta o entre 10 y 12 minutos si son muffins.

Retire la torta del horno y déjela enfriar un poco antes de desmoldarla. Sírvala con coulís de frutos rojos o helado de vainilla.

Por: Vanessa Villegas Solórzano