Transcripción del episodio 5 de Carreta de recetas pódcast. Ilustración de Diego Corzo-Rueda

Las primeras referencias escritas acerca de la remolacha, betarraga o betabel se encuentran en el teatro griego que era fundamental para la vida social de la antigua Grecia. La directora de teatro Lalis Solórzano reconoce el poder de las artes escénicas para derribar prejuicios y generar empatía, pues ella encontró en los escenarios un lugar seguro para expresarse libre de miedos. La evolución de la remolacha será clave para abrir puertas y reconocer los colores de la diversidad.

Invitada: Lalis Solórzano Martínez

[Lalis Solórzano] Y hay algo muy bonito y es que como yo crecí en el teatro desde tan chiquita crecí en ese mundo, creo que vuelto mi casa y mi vida un teatro y ha sido lugar seguro para muchos más.

Recetas para entender quiénes somos, para encontrarnos en las diferencias, recetas para reconocernos, recetas de una carreta que carga ingredientes, personas, migraciones. Esto es Carreta de recetas.

[Lalis] Yo no sé, yo nunca he visto mi vida de manera individual, para mi es superimportante el mundo. Es más, por eso hablo de mí, por eso hablo de ser gorda, por eso hablo de ser gay. Porque me importan los demás, porque sé que hay niños que les duele todavía salir del clóset, porque sé que hay mujeres que están sufriendo de enfermedades, de desórdenes alimenticios porque es duro para ellas ser gordas o ser demasiado flacas…

Si le dicen María Adelaida, el nombre que aparece en los documentos oficiales, es posible que no se entere de que le están hablando a ella. Desde que nació le hemos dicho Lalis y me incluyo porque la conozco desde entonces. Siempre ha sido Lalis y ese es el nombre con el que mejor se identifica. Lalis Solórzano Martínez nació y creció en Medellín. Su acento la delata y, como escucharán a lo largo del episodio, también se nota en un uso peculiar de las palabras. Medellín, es una ciudad industrial rodeada de montañas ubicada al noroccidente de Colombia. Buena parte de sus habitantes conserva, con orgullo, un estrecho vínculo con el campo. Esto la hace una ciudad de contrastes, una ciudad contradictoria en donde el apego a la tierra, el trabajo y la religión conviven con empresas multinacionales, tecnología y la globalización.

Desde los 7 años Lalis tuvo claro que los escenarios le llenaban el alma y encontró en ellos un lugar seguro para expresar cómo se sentía.

[Lalis] Mi novia dice que yo soy una obra de teatro musical, porque a todo lo que hago le pongo una canción, todo lo comparo con una canción, con un momento, con una música… Yo si estoy triste tengo que poner las canciones más tristes hasta que saque todo, Si estoy feliz pongo las canciones que me recuerdan la felicidad…

Cuando la entrevisté, Colombia cumplía casi dos meses de cuarentena obligatoria por la covid-19 y el futuro de las artes escénicas estaba en peligro. Lalis ha experimentado el poder transformador de las artes y a pesar de la incertidumbre que deja esta pandemia, ve en el teatro, una clara proyección hacia el futuro.

[Lalis] Pero jamás vamos a dejar de hacer teatro y lo que tiene que pasar es que apenas podamos volver a los teatros tenemos que ir, tenemos que comprar las boletas y tenemos que apoyar. Y nosotros los productores tenemos que hacer obras con contenido, obras con calidad para enamorar a la gente y para demostrarle lo mucho que se estaba perdiendo encerrada en su casa.

Lalis tuvo la fortuna de crecer en una familia que vio en las artes escénicas un espacio de formación para una niña que desde muy pequeña se salía de los moldes que le imponía una sociedad tan conservadora como la de Medellín. Ella se entiende como parte de una sociedad en la que priman las apariencias, el qué dirán, las referencias familiares… un mundo en el que resulta más importante parecer que ser. A lo largo de este episodio veremos que esto va mucho más allá que la apariencia física de las personas.

Un paréntesis lingüístico: van a escuchar a Lalis usar la palabra charro como sinónimo de divertido, pues así se usa en su región. El diccionario de la lengua española reconoce «charro» como algo recargado, lleno de adornos, quizás derivándolo de los trajes de los «charros» o jinetes mexicanos.

Ahora sí volvamos con Medellín.

[Lalis] Donde la parte estética y lo físico es superimportante. Hay una frase que yo detesto de Medellín, que la repiten mucho y que se la he oído hasta a mi papá, a muchísima gente se la he oído y es: «uno tiene que ser y parecer», pero lo más charro es que yo sé que les importan muy poquito el «ser» es «parecer».

Medellín ha sido siempre un ejemplo de emprendimiento y solidez, incluso en sus épocas más oscuras. Y los paisas, como se les llama a quienes nacen en Medellín y una parte del occidente colombiano, se reconocen como personas pujantes, aguantadoras, creativas y con una fortaleza capaz de sobrevivir a todas las adversidades. Para Lalis, distanciarse de los estereotipos impuestos por la sociedad en la que creció no ha sido una tarea sencilla. Hoy, la vida tras escena de Lalis Solórzano Martínez y su necesidad de que las personas que la rodean vean en ella un referente que les permita abrir puertas, serán la compañía para hablar de un alimento que despierta amores y odios y que, como el teatro, tiene muchas caras: la remolacha, betabel o betarraga.

Soy Vanessa Villegas y les doy la bienvenida a Carreta de recetas, un programa sobre cocina, género, política y cultura.

Hoy en Carreta de recetas, la remolacha, una vida en escena y los colores de la diversidad

PARTE 1

En el primer episodio de Carreta de recetas hablé de los alimentos que tiñen la comida de colores y de cómo cambiaron las mesas a partir de ese encuentro entre los ingredientes del Viejo y el Nuevo mundo. Y les conté que uno de los vegetales con los que los medievales europeos podían teñir sus preparaciones para salir de los tonos grises y marrones eran las remolachas. Estaba equivocada y a lo largo del episodio diré por qué.

Remolacha, betabel o betarraga son algunos de los nombres más usados por los hispanoparlantes para esta hortaliza que se caracteriza por su bulbo carnoso de tonalidades intensas y aromas terrosos. Para quienes vivimos en América latina, esta es una hortaliza que se cultiva en tierras frías, en las montañas, que por lo general están alejadas del mar. Y seguramente sonará como a un disparate la explicación etimológica de la palabra remolacha en español: viene del latín «armoracium» que proviene de la denominación gala «are more», que quiere decir, cerca del mar. Resulta que las primeras remolachas que conocieron las comunidades humanas eran un tipo de maleza que crecía a la orilla del mar y que todavía se puede encontrar en las costas mediterráneas y del mar del norte.

Desde hace casi 10 mil años las comunidades humanas han sabido aprovechar los nutrientes de la remolacha. Sin embargo, la remolacha que se cosecha y se sirve en las mesas es contemporánea de Shakespeare y de Cervantes, es decir, tiene apenas un poco más de 400 años.

Le pregunté a Lalis qué significaba el teatro para ella.

[Lalis] En mi salud mental ha sido todo y en la salud mental de nuestro público, de la gente de la que he estado cercana ha sido un cambio. No solamente es que es algo bueno sino que son cambios y creo que en la sociedad y en el mundo es todo… es la oportunidad, es el generador más grande de empatía… ir a ver una obra y ver ahí tus problemas o los problemas de esa persona a la que odias, a la que no entiendes… ¡uf! Es entender, es otra visión.

En el teatro Lalis encontró su lugar seguro y una manera de proyectar su futuro. En su formación teatral y personal contó con maestras como Tita Maya y Misi que le sirvieron de referente. Estas dos mujeres le cambiaron la vida a muchos niños, niñas y jóvenes en Colombia. Tita Maya era experta en formación a través de la música, fue directora del Colegio de Música de Medellín y fundadora de Cantoalegre. Por su parte, María Isabel Murillo más conocida como Misi, fue pionera del teatro musical en Colombia y creadora de la escuela que lleva su nombre. Gracias a su ejemplo, Lalis creció sabiendo que el teatro, más que una actividad para mantenerse ocupada por fuera del colegio, podía ser su forma de vida, su profesión.

En 2016 estrenó en Medellín «Con ella sí» una obra de teatro musical con argumento original de Lalis.

[Lalis] Eh, pero sí es una obra que escribimos que es la historia de amor de dos mujeres. Y cuando la presentamos la primera vez tuvimos unas cosas muy bonitas que pasaron dentro del público. Entre ellas el papá de uno de los actores, él había, el actor había salido del clóset dos años antes y el papá más o menos le había dicho: «pero yo no quiero ni ver ni saber nada». Y el papá se montó al escenario emperrado llorando, lo abrazó y le dijo: «gracias porque por fin entendí». Varias personas después de eso pudieron salir del clóset y hablar con sus familias, nos escribieron que gracias a eso habían hablado con su mamá, que habían tomado fuerzas; unos padres de familia que fueron también nos escribieron lo mismo, que habían entendido el mensaje…

«Con ella sí» se presentó poco tiempo después de que Lalis volviera a Medellín luego de varios años por fuera de Colombia. Fue un golpe con la realidad que a Lalis la confrontó de muchas maneras. A esta experiencia se sumaron las clases de teatro que comenzó a dictar en Manrique, un barrio muy cerca al centro de la ciudad conocido por su agitada vida nocturna, estigmatizado por el narcotráfico, la violencia y la pobreza. La van a escuchar diciendo dos palabras muy locales, pelaos, para referirse a jóvenes, y lisarse, para decir deslizarse.

[Lalis] Estos pelaos de Manrique a mi me enseñaron sobre todo a hacer las cosas con nada, con nada. Yo venía de hacer obras en Miami y en Nueva York donde la plata siempre estaba en la mesa y donde uno nunca se tenía que preocupar por la consecución de plata sino que uno hacía lo que quería hacer sabiendo que había tanta plata sobre la mesa. Cuando yo llegué a Manrique vi a estos niños bailando con las medias a la mitad: entonces, no tenían zapatos, estaban en la calle y bailaban era para no lisarse doblaban las medias de eso que el talón no tuviera medias pero las puntas sí tuvieran medias. Y bailaban espectacular. Pero espectacular es que son muy buenos. Y además están siendo juiciosos, se ponen juiciosos a aplicar a la beca para pasar a la Universidad de Antioquia. Muchos de ellos ahorita está estudiando Danza en la Universidad de Antioquia, tanto que Yulian y Tribal ahora son mis coreógrafos porque son muy buenos en lo que hacen.

Tal parece que fue por supervivencia que las comunidades humanas comenzaron a cosechar las hojas de remolacha. Las primeras referencias a esta planta se remontan a la prehistoria. La variedad silvestre de la que se desprende su etimología, producía y produce, incluso en invierno, hojas de un verde muy intenso ricas en nutrientes. Esto les garantizaba a los antiguos grupos humanos una buena cantidad de vitaminas que el resto de alimentos de estación no les brindaban, particularmente ácido fólico, indispensable para la gestación. Si comer hojas de remolacha aseguraba el nacimiento de bebés saludables, era obvio que se convirtiera un componente fundamental en ofrendas y rituales. Quizás eso explica por qué, a pesar de que para entonces el bulbo no se comía por ser una raíz leñosa y dura, se hayan encontrado restos arqueológicos de raíz carbonizada.

Es difícil precisar con exactitud el origen de la remolacha. Resulta más viable decir que esta planta se expandió desde el occidente de la India hasta las Islas Canarias a lo largo de las costas de Europa, llegando incluso a las costas del mar del norte, del Caspio, del Mar Rojo y de Persia. La remolacha supo adaptarse a terrenos muy distintos: de la orilla del mar fue adentrándose al interior de los continentes e incluso fue cultivada en tierras arenosas.

No hace falta desplazarse demasiado para reconocer contrastes en el territorio. Como les conté, Lalis comenzó a dar clases teatro en el barrio Manrique, pero también tenía alumnos en El Poblado una zona en donde tradicionalmente se ha afincado la gente con mayores ingresos de Medellín. Dos ciudades en la misma ciudad, personas con realidades y oportunidades igualmente opuestas…

[Lalis] Y yo les ponía exactamente los mismos ejercicios, o sea, los contenidos que yo daba en las clases eran los mismos en la academia en El Poblado y en la academia en Manrique. Un día en un ejercicio en el que ellos tenían que crear una historia, tenían que crear unos monólogos me encontré una cosa que me impresionó mucho. Los monólogos que habían creado en El Poblado, el 90%, y digo el 90% con absoluta seguridad porque eran diez alumnos y solamente uno se salió de lo mismo que dijeron los otros y es que nueve de ellas, todas mujeres crearon un contenido donde en vez de hablar quién era el personaje, porque la idea era hacer un monólogo y me decían quién era el personaje, todas hablaron de qué tenía el personaje.

Y cuando fui a dar la clase en Manrique me pasó fue otra cosa. Me encontré unas historias absolutamente dramáticas, pero dramáticas es, unas historias muy duras. Yo tenía alumnas de 13 años, de 14 años, de 16 años… de muchas edades, era muy variado y varias de ellas contaron historias de violaciones, de abuso físico… y yo quedé… yo había dado una clase el día antes y la de Manrique el día después el teatro definitivamente es una radiografía de nuestra sociedad. ¿Qué viven nuestros niños en El Poblado y qué viven nuestros niños en Manrique?

Y es que Medellín, a pesar de mostrarse ante el mundo como una ciudad innovadora en la que la cultura ha cumplido un papel fundamental para saldar las brechas sociales, vive realidades muy distintas en sus barrios. Ser personas talentosas y disciplinadas, como ella misma lo reconoce en los jóvenes de Manrique, muchas veces no alcanza para sobresalir en una sociedad que vive de las apariencias, de los prejuicios.

Las comunidades humanas que se asentaron en Mesopotamia aprendieron a cultivar remolacha y se dice que sus tallos rojos coloreaban los jardines colgantes de Babilonia. Para la construcción de la pirámide de Guiza, en Egipto, ocurrida aproximadamente en 2750 antes de la era común, las hojas de remolacha ya eran muy apreciadas por su alto valor nutricional al punto que, según algunos, quedó representada en un mural en la necrópolis de Beni Hassan a orillas del río Nilo en Egipto Medio. Imaginen el tamaño de los cultivos de remolacha para alimentar a las 10 mil personas que, se calcula, participaron en la construcción de esa pirámide de 146 metros de altura.

Cuando Lalis volvió a Medellín su reto más grande consistió en explicar el valor de su trabajo.

[Lalis] Sobre todo la pelea más grande con la profesionalización es que no entendemos el valor de lo intangible. Cuando tu te profesionalizas y entiendes los procesos y entiendes la necesidad y por qué una cosa depende de la otra y por qué es importante todo y todos en un grupo de trabajo, entonces ahí entiendes el valor de las cosas y entiendes por qué es importante que todos estén ahí y entiendes por qué hace falta cada una de esas personas y cada una de esas tuercas para que una producción funcione y por qué vale lo que vale.

A mí me ha tocado con productores que me dicen: «ah, pero eso es intangible, cómo vamos a saber cuánto vale eso… ¿un diseñito?, pues es que lo que vale es poner esos aparatos de luces gigantes y los equipos de sonido». Hombre, ponga todos los equipos de luces y todos los equipos de sonido, pero si usted no tiene el diseñador de luces ni el diseñador de sonido, qué hace con esos aparatos, qué hace con esos equipos.

Porque una de las cosas que hemos visto mucho es que en nuestra ciudad y en varias partes entonces usamos el: «ah, que porque se están formando, entonces que trabajen…». ¡No, no, no podemos hacer eso! Ellos están trabajando. Además, es la única manera de podernos exigir y poder entender que es una profesión y que es una empresa… Porque es que si yo no le pago a los artistas, si nosotros no le damos su pago a todo nuestro elenco y a todo nuestro equipo técnico, ¿cómo les exijo yo que ensayen las horas que tienen que ensayar semanales que son 4 horas diarias? ¿Cómo les voy a exigir yo eso? Obviamente ellos también tienen que comer, ellos también tienen que pagar arriendo. Es que estamos acostumbrados a que al artista se le da casi que una propina.

Para los antiguos griegos el teatro era parte fundamental de la vida social y se sabe que el teatro dedicado a Dionisio, en Atenas, llegó a tener capacidad para 16 mil espectadores. La primera referencia escrita e indiscutible sobre la remolacha aparece, justamente, en el teatro griego, específicamente en dos de las comedias de Aristófanes: «Las ranas» y «Los acarnienses» del 405 y 425 antes de la era común respectivamente. Luego se menciona en los escritos de Diocles de Caristos, un médico griego alumno de Aristóteles, quien recomendaba el uso de remolacha para ciertas dolencias estomacales y en Teofrasto quien habló de dos variedades de remolacha: la negra y la blanca, aproximadamente en el año 350 antes de la era común.

Para los antiguos griegos era frecuente llevar remolachas como ofrenda al dios Apolo y de acuerdo con la mitología griega, Afrodita, la diosa de la belleza, la sensualidad y el amor, tenía predilección por la remolacha porque alimentaba su atractivo. Esta relación no era casualidad. La remolacha contiene betaína y triptófano, dos sustancias que estimulan la sensación de bienestar. Aparte de las menciones escritas, la remolacha, betarraga o betabel se usó, como vimos, 10 mil años atrás. De nuevo, lo más probable es que no se comieran el bulbo, solo las hojas que son muy parecidas a las de las acelgas. Los romanos también tuvieron preferencia por esta planta, tanto por su valor nutricional como por sus propiedades medicinales ya reconocidas por Hipócrates, Plinio el Viejo y Dioscórides. Es posible que hayan sido los romanos los primeros en disfrutar del bulbo de la remolacha, pero insisto, se trataba de una raíz leñosa y dura en comparación con la que conocemos hoy.

[Lalis] El teatro en Medellín… ¡Ay, el teatro en Medellín es como si se hubiera quedado detenido en el tiempo! Como si hubieran llegado con un control y le hubieran puesto pausa, pero cuando les digo pausa es hace muchísimos años.

Siento yo que hay gente muy intelectual, la mayoría hombres, que llevan toda su vida haciendo las cosas de una forma y no se han preguntado cómo más hacerlas. No estoy diciendo que la forma antigua sea mala, no, el teatro siempre va a ser teatro. Pero, por ejemplo, los vestuarios uno va ver… hay 27 salas más o menos, un poquito más, 30 casi, y el vestuario está roto, la escenografía está detenida en el tiempo, no hay cómo comprar una boleta por internet…

Medellín orbita entre su apego a la tradición y las vanguardias, entre su pasado, industrial, pujante, aferrado a la tierra y un presente globalizado liderado por los avances tecnológicos. Medellín lleva décadas tratando de superar esa dolorosa faceta que la ha hecho famosa en el exterior, esas historias de narcotráfico, sicariato y violencia descarnada. Y los paisas han sido los más comprometidos con este cambio de imagen que se ha logrado con inversiones en tecnología, cultura y educación. Quizás por eso mismo, es un lugar en el que resulta difícil tener una mirada crítica…

[Lalis] Medellín es una ciudad del mutuo elogio, pero del mutuo elogio además falso, porque te dicen: «¡Ay sí, tu obra es la más espectacular!». Y uno puede criticar no solo con amor, sino siendo consciente y argumentando bien. Sobre todo cuando son cosas de nuestros quehaceres, pero no, en eso no somos capaces de criticar. Pero vaya y ponga una foto suya y le van a decir que está feo. Mejor dicho, es una incoherencia absoluta la sociedad en la que vivimos.

PARTE 2

Recetas para entender quiénes somos, para encontrarnos en las diferencias, recetas para reconocernos, recetas de una carreta que carga ingredientes, personas, migraciones. Esto es Carreta de recetas.

Con tres montajes de teatro musical en los últimos años, Lalis y su equipo de Citrino se han dado cuenta de que las empresas paisas, que son las principales patrocinadoras de eventos culturales en toda Colombia, prefieren no auspiciar proyectos con temas polémicos, sin entrar a considerar su calidad. En Medellín no quieren ver a sus empresas apoyando la diversidad. Esto pasó con «Rent» en 2019 una obra estrenada en Nueva York 30 años atrás.

[Lalis] El caso es que hicimos «Rent» en Medellín y para conseguir recursos nos encontrábamos con empresas que nos decían: «qué bacano lo que están haciendo, pero yo no puedo poner mi nombre ahí». «Es que no, el tema es complicado, yo no puedo poner mi nombre ahí».

Entonces «Rent»habla de un montón de amigos a finales de los ochenta y principios de los noventa en Nueva York con VIH. Y había de todo en los amigos: homosexuales, bisexuales, trans. Había de todo en ese combo de amigos que estaban sufriendo y que estaban pasando por un momento muy difícil y porque estaban discriminados por un virus… bueno, algo muy parecido a lo que estamos viviendo en este momento con esta pandemia también. Obviamente las personas con bajos recursos y diferentes les toca más duro. A las personas que no tienen privilegios les toca más duro en medio de estas pandemias.

«Rent» se estrenó en Medellín con el apoyo de grupos más pequeños que apoyaron el montaje con canjes. Empresas en las que Lalis reconoce y celebra la coherencia en el discurso. Las tres funciones de la primera temporada de «Rent»agotaron boletería. Escuchen a Lalis hablar de la reacción del público.

[Lalis] Tenemos contenido para los que lo necesitan y además le estamos dando un contenido importante a los que están acostumbrados a ver lo mismo para que se incomoden, para que se cuestionen, para que se pregunten. Entonces nosotros tuvimos gente que fue bien adulta que salieron y dijeron: «Qué belleza, qué bacano ver esto, qué bueno ver esto bien hecho en la ciudad, qué bueno tocar estos temas, qué importante». Como teníamos gente de la comunidad LGTBIQ+ que nos decía: «¡Gracias! Gracias porque es muy difícil vernos en los escenarios, es muy difícil encontrar espacios en la ciudad en donde nos veamos, en donde veamos nuestra historia, donde veamos nuestras tristezas, nuestros miedos, nuestras alegrías, nuestro amor».

Mucha de la información sobre la remolacha compilada por los pensadores griegos y romanos se perdió durante el oscurantismo, cuando quemaron libros y bibliotecas. La información que tenemos hoy se debe a los textos griegos que sobrevivieron y que fueron estudiados, alrededor del año 1000, por los médicos y pensadores árabes. Gracias también a los médicos árabes, la remolacha volvió a usarse como tratamiento para parásitos intestinales y heridas en la piel.

Paralelamente, alrededor de 1150 la abadesa Hildegard von Bingen, escritora, compositora, estudiosa de las ciencias y de la mística cristiana mencionó el uso de la remolacha en tierras germanas, hecho que coincide con reportes de su cultivo en Europa del norte, central y en Rusia. Dada su capacidad de soportar bajas temperaturas lo más probable es que las hojas de remolacha se hayan convertido en un alimento importante para pasar los crudos inviernos de esa región y, como consecuencia, su cultivo se haya popularizado.

[Lalis] Tanto que hay muchas personas que te dicen: «ven. No, yo te quiero así, no importa». Pero en el fondo no y es todo el tiempo una discriminación pasiva, una homofobia pasiva, una gordofobia pasiva… o pasivoagresiva más bien, porque es una cosa que es ahí como de a poquitos. Yo tengo una amiga que me cuenta, que vive lejos, que cada vez que llega a Medellín y va a hacerle la visita a su abuela, su abuela lo primero que le dice antes de «qué rico verte» es: «cómo estás de gorda», «¿por qué te dejaste crecer el pelo?», «ese peinado tan feo», «¿por qué te estás vistiendo así?».

Eso es Medellín y ah, es una locura, es una locura porque yo creo uno se tiene que volver un guerrero para sobrevivir. Y yo creo que yo he sobrevivido porque he sido rebelde entonces no me importa, pero sé que no a todo el mundo no le importa, sé que no a todo el mundo le resbala y sé que a muchas personas les ha hecho demasiado daño. De hecho, a mí me hizo daño porque pasé 21 años de mi vida sin poder salir del clóset, si no hubiera salido del clóset desde chiquita. Es muy difícil porque además es una contradicción muy grande, porque una de las cosas que te enseñan es que uno tiene que ser prudente, que uno no debe criticar… ¡pero todos viven criticando con las miradas!

La apariencia desagradable de la raíz de la remolacha hacía que los medievales la consideraran un alimento de animales. Las noticias de la siembra de remolacha para consumo humano y del uso de la raíz como ingrediente datan del año 1542 aproximadamente, pero no hay una explicación indiscutible acerca de qué llevó a la introducción de la raíz en la dieta. Se me ocurre una: como lo mencioné, los animales sí se comían la raíz y los humanos han sido siempre muy buenos observadores. Lo más probable es que, simplemente, alguien haya vencido un prejuicio y se haya animado a probarla. Y romper esa barrera mental bastó para incorporarla en la dieta. A partir de entonces la raíz de la remolacha fue evolucionando de su forma alargada y leñosa, a la del bulbo carnoso que conocemos ahora. Esto ocurrió, más o menos, a mediados del siglo XVII. Es decir que la remolacha que conocemos hoy en día tiene menos de trescientos años.

Para los pensadores griegos ya era evidente que el ejemplo enseña. Lalis hubiera dado todo por crecer alejada del miedo y los prejuicios impuestos por el contexto que la llevaron a ocultar su orientación sexual. Ahora ella está decidida a ser referente para que otras personas abran esa puerta, pues ella vivió escondida en su cuerpo para evitar dar explicaciones de lo que ella, en ese momento, tampoco podía explicar.

[Lalis] Pero sí, en una sesión con el psicólogo hablamos mucho de eso y llegamos a esa conclusión de que yo llevaba muchísimos años también protegiéndome en mi cuerpo. ¿Por qué? Pues porque en la adolescencia una de las formas (esto es inconscientemente no es que yo dijera «voy a embutirme una hamburguesa para ser gorda para que nadie me mire», no). Pero inconscientemente mi manera no tener que de decir que era gay y tener que explicar por qué no tenía novio era: «porque es que Lalis está gordita, es que claro todo el mundo lo dice». Así nunca iba a tener que explicar que era que me gustaban las mujeres, entonces si yo no tenía novio era porque era gorda y me dediqué a ser la mejor amiga de todos mis amigos hombres y ya.

A los 21 años Lalis abrió la puerta del clóset. Fue un proceso doloroso que tardó varios años. Se pasaba noches enteras llorando sin entender por qué. Ella misma no se explicaba qué le pasaba… Para ella, salir de Medellín y ver otras realidades en las que personas de la comunidad LGTBIQ+ eran visibles le abrió los ojos a un mundo de muchos colores en el que ella sí tenía cabida. En Medellín las cosas todavía son a otro precio y las mujeres se siguen llevando la peor parte.

[Lalis] Y cuando yo salgo del clóset que es cada vez, cada vez que yo lo digo: «voy a ir por mi novia» o «me está esperando mi novia» cuando yo digo la palabra novia ya lo estoy dando a entender y siempre habrá unos que abren los ojos como «¡ay, novia!», «ay, ¿cómo así?». Mientras que ser gorda yo no lo puedo esconder, yo soy gorda y siempre te van a mirar. Y ponerse un vestido de baño en un lugar público es muy duro, es muy bravo. Uno tiene que tener muchos ovarios en esta vida para ser capaz de ponerse un vestido de baño en Medellín en un lugar público.

¡Ser gordo es muchísimo más difícil en Medellín! Es una ciudad en donde lo que nos muestran todo el tiempo es a «las niñas más hermosas de Colombia», «las niñas más no se qué…». Además, es a la mujer a la que le tiran duro. Uno ve gordos todo el día por la ciudad y al gordo hombre es más difícil que lo critiquen… les tiran duro también y hay chistes además unos chistes pendejos entre los hombres y eso, pero a las mujeres sobre todo es una exigencia: una mujer tiene que ser flaca para que sea bonita.

Volvamos a hablar de los colores. En la actualidad la remolacha, betabel o betarraga puede ser de diversas tonalidades. La más conocida es la morada, pero en algunos países también hay variedades amarilla, blanca, roja, y la de dos colores que es blanca y roja como si fuera un caramelo de menta.

En el siglo XIX la Reina Victoria del Reino Unido denunció como inapropiado el uso de maquillaje en público. Con esto quiso marcar una diferencia para reconocer a la gente decente de la indecente. Fíjense la puerta que se abrió: entre el grupo de personas que usaban maquillaje se encontraban aquellas dedicadas a la prostitución y al trabajo actoral. Al volver el uso de maquillaje una marca indeseable para la llamada gente de bien, estigmatizó aún más a personas vulnerables. Sin embargo, poco tiempo después el rechazo surtió un efecto contrario. En privado las mujeres, además de pellizcarse el rostro para ponérselo colorado, también usaron jugo de remolacha para teñir sus labios y mejillas. De igual manera se sabe que, para esta época, las mujeres usaron agua de remolacha para pintarse el pelo.

Debido al montaje de «Rent» en Medellín, Lalis conoció a Dani Ácida. Dani se identifica como persona no binaria, es decir los géneros masculino o femenino no le representan a plenitud. Por esta razón, escucharán que tanto Lalis como yo nos referimos a Dani como elle, porque no es él ni ella. Con Dani llegaron nuevas maneras de entender el mundo.

[Lalis] Y Dani además nos enseñó una cosa que hasta para nosotros que somos de la comunidad LGTBIQ+ a veces se nos olvida y es que para ellos, elles, es más difícil. Conecta con este tema de las apariencias… como nosotros no tenemos que salir del clóset todos los días, pero cuando Dani se viste de mujer no tiene como esconderse. Entonces Dani ha tenido problemas montando en metro en nuestra ciudad, ha tenido problemas tratando de coger un taxi a media noche después de salir de una función o de un ensayo, porque no le paran…

La participación de Dani en «Rent» también permitió que Lalis y su equipo fueran testigos de la estigmatización y rechazo que sufren las personas de géneros no binarios

[Lalis] Es una persona que viene del campo de una zona rural en Colombia, más difícil aún, que le tocó hacerse su camino absolutamente sole y llega a Medellín en un momento y que le ha tocado muy difícil. O sea que no ha tenido nunca un apoyo ni ha sido parte de algo. Y cuando terminamos «Rent», después de varias peleas porque es que nos enfrentamos varias veces porque obviamente [yo exijo] horas puntuales y a mí me gustan muchas cosas y Dani hubo momentos en los que no pudo llegar a la hora que era, donde que no pudo… ¡Pero claro, porque tenía una realidad muy diferente a la nuestra! Y a mí me tocó aprender eso, me tocó entender y me tocó entender que para Dani coger el metro no era posible y el valor de un taxi era muy alto para lo que podía pagar. Y nos tocó adaptarnos a esa diferencia y ayudarle para que fuera más fácil para Dani. Y cuando terminamos Rent, Dani me dijo «Lalis es la primera vez que yo me siento parte de algo que yo me siento bienvenide, que yo siento que soy parte de un equipo, que la gente me valora, que la gente me quiere».

Abrirle las puertas a la diversidad es entender que el mundo es más amplio y heterogéneo de lo que nos han enseñado.

La conexión del continente americano con la historia de la remolacha tiene que ver, justamente, con la capacidad de pensar más allá de lo que tenemos enfrente. En 1747 el científico alemán Andreas Marggraf aisló los cristales de azúcar de la remolacha. Con esto demostró que de esta planta se podía obtener un tipo de azúcar equivalente a la de caña. Para entonces, Europa debía importar azúcar de caña de sus colonias en América y el sudeste asiático.

Desde 1784 varios científicos se dedicaron a seleccionar las remolachas con mayor contenido de azúcar. Tuvieron éxito en los últimos años del siglo XVIII cuando encontraron la remolacha azucarera. En 1801, apenas un par de años más tarde, el rey de Prusia Friedrich Wilhelm III inauguró la primera planta europea para la producción de azúcar a partir de remolacha azucarera en el territorio de lo que ahora es Polonia.

Hasta finales del siglo XVIII Haití había sido el mayor proveedor de azúcar de Francia hasta cuando comenzó a independizarse en 1791. A esto se sumaron los bloqueos británicos a la flota marítima francesa que causaron no solo escasez de azúcar sino alza en los precios.

Napoleón Bonaparte se enteró de la apertura de aquella fábrica de azúcar en Polonia y de inmediato dio la orden de sembrar 32 mil hectáreas con remolacha en territorio francés. Haití logró su independencia en 1804 y para esas fechas en Europa ya había alrededor de 40 plantas procesadoras de azúcar de remolacha.

En su estructura la sacarosa de caña y la de remolacha no tienen diferencias. Para aceptar este cambio, fue necesaria la amenaza desabastecimiento.

[Lalis] Y me pasó una cosa muy maluca una vez en un ensayo: nosotros tenemos como parte de nuestro equipo a una gran bailarina, pero cuando te digo gran bailarina es que es una mujer que baila, pues es una cosa impresionante, que tiene Síndrome de Down y un día entre las cosas alguien dijo: «parecen “mongolos” [mongolos o mongólicos, así se refieren en Medellín despectivamente a las personas con Síndrome de Down] bailando así, están bailando como “mongolos”». Alguien hizo una crítica porque no estaban bailando bien, de nuestro equipo y dijo eso. ¡Ufff! ¡Ay Dios mío a mi me provocó yo no sé si enterrarme a mí bajo tierra o enterrarlo o enterra… Yo no sabía e inmediatamente paré y dije: «¡mucho cuidado con el vocabulario que usamos, ¿qué estamos diciendo?».

Los prejuicios y las palabras son peligrosas y son peligrosas y las tenemos ahí, y somos como autómatas.

¿Cómo entender que las personas no somos el azúcar de una tienda que debe verse siempre igual? ¿Cómo desprenderse de esos prejuicios que llevan a cumplir patrones de comportamiento que estigmatizan, señalan, aíslan?

[Lalis] El teatro y lo que hemos hecho y lo que vamos a seguir haciendo porque de eso estamos convencidos en Citrino es que nosotros contamos historias para cambiar la historia de nuestra ciudad, de nuestro país y del mundo. El teatro es necesario.

¿Cómo explicar que la diversidad de miradas y capacidades enriquece? Para Lalis este es el papel fundamental que tiene del teatro en la construcción de un mundo más respetuoso e incluyente.

Varios de los prejuicios acerca de la remolacha se fueron al piso, empezando por uno que yo misma transmití cuando les dije que los medievales europeos usaban la remolacha para cambiar el color de sus preparaciones. Lalis y su equipo también han tenido que derribar prejuicios y gracias a esas acciones cotidianas han logrado que personas que habitualmente se sienten excluidas vean en Citrino a una familia solidaria que además de reconocerles en sus diferencias, las respeta. Y sus historias ya comenzaron a cambiar la historia.

Créditos

Lalis Solórzano Martínez es directora y productora de teatro musical. La encuentran en instagram, facebook y twitter.

La compañía de teatro musical de Lalis se llama Citrino. Síganla en redes para saber más de teatro musical. La encuentran como Citrino Teatro en Facebook e Instagram. Además, en la cuenta de Citrino podrán estar al tanto de la nueva temporada de «Rent» y del pódcast de «Con ella sí», la obra con guion de Lalis de la que nos habló en el programa.

La música de las cortinillas son piezas compuestas e interpretadas por el compositor mexicano Ricardo Gallardo, director artístico de Tambuco, ensamble de percusiones de México especialmente para Carreta de recetas.

Ricardo Rozental es escritor y especialista en música, hace el diseño de sonido de este programa y es mi equipo de producción.

La investigación y el guion son hechos por mí, Vanessa Villegas Solórzano.

Carreta de recetas es un programa de cocina, género, política y cultura. Para más recetas e historias migrantes visiten la página web Carreta de recetas punto com.

Ilustración del episodio: Diego Andrés Corzo-Rueda